Sete Cidades es uno de los destinos más impresionantes de las Azores, famoso por sus lagos gemelos de colores contrastantes y vistas que quitan el aliento. Esta guía está pensada para viajeros que buscan explorar cada rincón de esta maravilla natural, desde los miradores más conocidos hasta esos lugares secretos que pocos turistas descubren.
Te llevaremos por los miradores imprescindibles donde capturar las mejores fotos panorámicas de la caldera volcánica, y te mostraremos las rutas de senderismo más espectaculares para conectar con la naturaleza virgen de la zona. También compartiremos esos secretos locales y rincones ocultos que harán de tu visita una experiencia única y auténtica.
Este mirador es la joya de la corona de Sete Cidades y probablemente el lugar más fotografiado de todas las Azores. Desde sus 550 metros de altura, obtienes una vista completa de los lagos gemelos que forman el corazón de este volcán dormido. El contraste entre el agua azul y verde de los lagos crea un espectáculo visual que cambia según la luz del día.
La mejor hora para visitarlo es durante el amanecer, cuando la niebla matutina se alza lentamente revelando el paisaje como en un cuento de hadas. Si madrugar no es lo tuyo, el atardecer también ofrece colores espectaculares que tiñen toda la caldera de tonos dorados y rojizos.
El acceso es sencillo desde la carretera principal, con un aparcamiento amplio y senderos bien marcados. Aquí encontrarás también la estatua del Rey Dom Carlos, que da nombre al mirador. Los fines de semana puede estar bastante concurrido, especialmente cuando llegan los autobuses turísticos, así que planifica tu visita temprano si buscas tranquilidad.
Situado en el borde opuesto de la caldera, este mirador ofrece una perspectiva completamente diferente que muchos visitantes pasan por alto. Su nombre evocador hace referencia a las formaciones rocosas agrestes que rodean este punto de observación. Desde aquí, los lagos se ven desde un ángulo más lateral, lo que permite apreciar mejor la forma circular de la caldera volcánica.
Lo que hace especial a Boca do Inferno es su carácter más salvaje y menos desarrollado. No hay las comodidades del Vista do Rei, pero precisamente por eso ofrece una experiencia más auténtica. El sendero de acceso requiere una caminata de unos 20 minutos desde la carretera, atravesando vegetación típica de las Azores como helechos gigantes y laurisilva.
La vista desde este punto es especialmente dramática cuando hay nubes bajas que se mueven entre las montañas, creando un juego de luces y sombras sobre los lagos. Los fotógrafos más experimentados prefieren este lugar por la variedad de encuadres que permite y por la ausencia de multitudes.
Este mirador menos conocido se encuentra en la vertiente norte de la caldera y ofrece vistas que pocos turistas llegan a contemplar. Su ubicación estratégica permite ver no solo los lagos gemelos, sino también la costa norte de São Miguel y, en días despejados, incluso las islas vecinas en el horizonte.
El acceso requiere conducir por caminos rurales serpenteantes que atraviesan pequeños pueblos y campos de pastoreo. Esta ruta en sí misma es una experiencia, pasando por casas tradicionales azorianas con sus características chimeneas blancas y jardines llenos de hortensias.
Desde Cerrado das Freiras, la perspectiva de los lagos es única porque los ves desde arriba y de lado simultáneamente. Esto permite apreciar mejor las diferencias de color entre ambos lagos y entender la geología del lugar. Es también un excelente punto para observar la vida rural azoriana, ya que desde aquí se ven los pequeños pueblos que salpican las laderas de la montaña.
Escondido en una zona menos transitada del perímetro de la caldera, este mirador es el verdadero secreto de Sete Cidades. Su ubicación apartada hace que muy pocos visitantes lleguen hasta aquí, lo que garantiza una experiencia íntima y personal con el paisaje.
El nombre «Grota do Inferno» (Barranco del Infierno) puede sonar intimidante, pero en realidad se refiere a la profunda grieta natural desde donde se obtienen las vistas. Para llegar hasta aquí necesitas seguir senderos poco marcados y tener cierta experiencia en caminatas por terreno irregular.
La recompensa vale completamente la pena. Desde este punto privilegiado, los lagos se ven enmarcados por la vegetación autóctona, creando composiciones naturales espectaculares. Es el lugar perfecto para conectar con la naturaleza sin las distracciones del turismo masivo. Los sonidos que escuchas aquí son solo el viento entre los árboles y el canto de las aves endémicas de las Azores.
Este mirador es especialmente recomendado para visitarlo durante las horas centrales del día, cuando el sol ilumina directamente el fondo de la caldera y resalta todos los matices de color de la vegetación circundante



El icono más fotografiado de las Azores nunca deja indiferente. Dos lagos —uno azul y otro verde— reposan dentro de un cráter volcánico de cinco kilómetros, separados por un estrecho puente que parece dividir dos mundos. La vista desde el mirador de Vista do Rei es, sencillamente, de otro planeta.
La Lagoa Azul se presenta como una joya natural que cautiva a primera vista con sus aguas de un azul profundo que varía según la luz del día. Este lago volcánico, formado hace miles de años, ocupa la mitad occidental de la caldera de Sete Cidades y mantiene una temperatura constante durante todo el año.
Las mejores horas para contemplar el lago son durante la mañana temprana, cuando los rayos del sol iluminan directamente la superficie creando reflejos dorados sobre el azul intenso. El contraste con la vegetación circundante resulta simplemente espectacular.
Profundidad máxima: 33 metros
Temperatura promedio: 18-20°C
Mejor época para visitar: mayo a octubre
La Lagoa Verde completa este dúo perfecto con sus tonalidades verdes que oscilan entre el esmeralda y el jade según las condiciones atmosféricas. Situada en la mitad oriental de la caldera, este lago hermano ofrece una experiencia visual completamente diferente pero igualmente impresionante.
El color verde distintivo proviene de la combinación única de minerales volcánicos y algas microscópicas que habitan en sus aguas. Los fotógrafos encuentran aquí un paraíso, especialmente durante el atardecer cuando los colores se intensifican.
Profundidad máxima: 28 metros
Superficie: ligeramente menor que Lagoa Azul
Particularidad: cambios de color más pronunciados
Punto de observación ideal: mirador Vista do Rei
Sete Cidades no solo se contempla, se vive desde el agua. En el corazón del cráter volcánico, los lagos Azul y Verde ofrecen un escenario sereno donde remar se convierte en pura conexión con la naturaleza.
El alquiler de kayaks se encuentra en el pequeño embarcadero junto al pueblo, atendido por guías locales que conocen las corrientes y las zonas más seguras. Desde allí puedes recorrer todo el perímetro del lago y observar cómo cambian los tonos del agua según la hora del día: azules profundos al amanecer, verdes brillantes al atardecer. No es magia, sino ciencia: diferentes profundidades, vegetación y reflejos del cielo que pintan el paisaje de mil matices.
Quienes buscan algo distinto pueden optar por tablas de paddle o embarcaciones eléctricas (no requieren licencia). El stand-up paddle al amanecer es la actividad estrella: el agua está completamente en calma y, es una de esas experiencias que se quedan grabadas para siempre.
Para los más aventureros, algunos puntos permiten pesca deportiva de truchas. Se necesita una licencia especial, disponible en las oficinas de turismo locales, y los guías conocen bien los lugares donde el ecosistema volcánico ofrece las mejores capturas.
Aunque la natación está técnicamente permitida, las aguas son frías y las corrientes impredecibles; por eso se recomienda hacerlo con precaución y, preferiblemente, acompañado.
Más allá de la adrenalina, remar aquí es una forma de contemplar Sete Cidades desde otra perspectiva. En silencio, solo se oye el roce del agua y el eco del viento entre las laderas cubiertas de hortensias. Una experiencia sencilla, auténtica y perfecta para compartir con el grupo.




Alejándote de las multitudes que se agolpan en los miradores principales, encontrarás un pequeño tesoro natural que muchos visitantes pasan por alto. La Lagoa do Canário se esconde entre la vegetación densa de laureles y criptomerias, creando un ambiente casi mágico que te transporta a un cuento de hadas.
El sendero hacia este lago secreto comienza cerca del Miradouro da Boca do Inferno, pero requiere desviarse del camino principal. La caminata de 20 minutos serpentea a través de un bosque húmedo donde los helechos gigantes forman un techo verde sobre tu cabeza. El sonido del agua corriendo te guía mientras el aire se vuelve más fresco y perfumado.
Al llegar, te encuentras con un pequeño lago de aguas cristalinas rodeado completamente por vegetación exuberante. Las truchas saltan ocasionalmente en la superficie, creando ondas concéntricas que rompen el reflejo perfecto de los árboles. Es el lugar ideal para un picnic tranquilo o simplemente para sentarte en una roca musgosa y disfrutar del silencio absoluto que solo la naturaleza puede ofrecer.
La actividad volcánica que dio origen a Sete Cidades dejó más que hermosos lagos: creó una red subterránea de aguas termales que afloran en puntos específicos de la caldera. Estas fuentes naturales, conocidas localmente como «caldeiras«, ofrecen una experiencia rejuvenecedora que pocos turistas conocen.
La fuente termal más accesible se encuentra siguiendo un sendero apenas marcado que parte del estacionamiento del Miradouro da Boca do Inferno. El agua brota de la tierra a una temperatura constante de 38°C, creando pequeñas piscinas naturales donde puedes sumergir los pies después de una larga caminata. El agua tiene propiedades minerales beneficiosas para la piel, rica en azufre y otros minerales volcánicos.
Otra fuente menos conocida se esconde cerca de la orilla norte de la Lagoa Verde, donde el agua termal se mezcla con el agua fría del lago creando corrientes tibias que puedes sentir al nadar. Los pescadores locales conocen estos puntos porque atraen a los peces durante los meses más fríos.
La formación geológica de Sete Cidades creó una serie de túneles y cavernas volcánicas que permanecen ocultas para la mayoría de visitantes. Estas cuevas, formadas por flujos de lava hace miles de años, ofrecen una aventura subterránea única en las Azores.
La cueva más grande y segura para explorar se encuentra en la ladera este de la caldera, cerca del pueblo. Su entrada, parcialmente cubierta por vegetación, mide aproximadamente dos metros de altura y se extiende unos 50 metros hacia el interior de la montaña. Las paredes de roca basáltica conservan las marcas del flujo de lava, creando formaciones onduladas que parecen esculturas naturales.
Para explorar estas cuevas necesitas una linterna potente y calzado con buena tracción, ya que el suelo puede estar húmedo y resbaladizo. El interior mantiene una temperatura fresca constante de 15°C durante todo el año, lo que las convierte en refugios perfectos durante los días más calurosos del verano.
Otra cueva menor, pero igualmente fascinante, se abre cerca de la carretera que rodea la Lagoa Azul. Esta caverna tiene múltiples cámaras conectadas por pasajes estrechos, y algunas de sus paredes están decoradas con cristalizaciones minerales que brillan cuando las iluminas con la linterna.
¿Dónde se puede alquilar un kayak en Sete Cidades?
El alquiler de kayaks se encuentra en el pequeño embarcadero junto al pueblo de Sete Cidades. Allí trabajan guías locales que conocen las corrientes y las zonas más seguras del lago. También puedes alquilar tablas de paddle o pequeñas embarcaciones eléctricas sin necesidad de licencia.
¿Cuál es la mejor hora para hacer kayak o paddle en Sete Cidades?
El mejor momento del día es al amanecer (entre las 7:00 y las 10:00 h), cuando el agua está en calma y el sol ilumina suavemente las laderas del cráter. También es una buena hora para fotografiar los reflejos de los lagos Azul y Verde.
¿Qué diferencia hay entre la Lagoa Azul y la Lagoa Verde?
Ambos lagos comparten el mismo cráter, pero se distinguen por su color: la Lagoa Azul refleja el cielo y las montañas del oeste, mientras que la Lagoa Verde obtiene su tonalidad de la vegetación y los minerales. La frontera visual entre ambos se aprecia mejor desde el Mirador de Vista do Rei.
¿Cuánto tiempo se necesita para visitar Sete Cidades por completo?
Lo ideal es dedicar un día completo. Así podrás disfrutar de los miradores (Vista do Rei, Boca do Inferno), recorrer los lagos en kayak, hacer una parada en la Lagoa do Canário y terminar el día explorando los senderos o relajándote junto al agua.
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